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may-ago 2018índice
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
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1 1 Texto tomado de Revista Ferronales, t. lxxiii, núm. 5-6, mayo-junio de 1988. El escenario donde quedó establecido el museo no pudo ser mejor. Es la vieja estación ferroviaria, inaugurada en 1869 por el Presidente Benito Juárez. Esa estación, que ahora está totalmente restaurada, era uno de los puntos de la corrida del tren El Mexicano.
El pasado jueves 5 de mayo, quince minutos antes de las dos de la tarde, el presidente Miguel de la Madrid llegó hasta la antigua estación ferroviaria de la ciudad de Puebla, para inaugurar el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos. Estuvo acompañado por el licenciado Andrés Caso Lombardo, director general de los Ferrocarriles Nacionales de México; el licenciado Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación; el ingeniero Daniel Díaz Díaz, secretario de Comunicaciones y Transportes; el licenciado Miguel González Avelar, secretario de Educación Pública; el gobernador del estado de Puebla, licenciado Mariano Piña Olaya, así como el secretario nacional del STFRM, señor Jorge Peralta Vargas.
En el interior del Museo –lo que fue la estación ferroviaria– el presidente Miguel de la Madrid escuchó la lectura de la placa inaugural en voz del licenciado Jaime del Palacio, encargado del proyecto del Museo. El presidente Miguel de la Madrid y su comitiva recorrieron las distintas salas del interior del Museo. En la primera de ellas se encuentra una maqueta del Museo, en la que será la parte “B” del Museo la dio el presidente de la República el licenciado Andrés Caso, quien señaló que la ampliación del Museo comprenderá el tendido de vía y la construcción de puentes y túneles, por los que correrán máquinas y coches de carga y pasaje, para que los asistentes puedan presenciar la forma en que la empresa moviliza carga y pasaje, a lo largo y ancho del territorio nacional.
En esta primera sala del Museo, el presidente de la República observó, también, el original del Diario Oficial de la Federación en el que aparece el decreto del presidente Benito Juárez para la construcción del ferrocarril Mexicano. Además, pudo admirar la copia del cuadro El Puente de Metlác, pintado por José María Velasco en 1881, cuando el ferrocarril cambió la vida de nuestro país. Poco después, el presidente Miguel de la Madrid y sus acompañantes recorrieron las demás salas, en las que se instalaron bibliotecas completas, para niños y adultos, y en las que aparecen algunos objetos utilizados en las oficinas ferroviarias de principios de siglo. Luego de recorrer la parte interior del Museo, el presidente de la República visitó los andenes o parte exterior del Museo, donde se encuentra ubicado equipo antiguo y moderno de los ferrocarriles.
Fue el licenciado Gonzalo Alarcón Osorio, subdirector general de Tráfico de los Nacionales de México, el encargado de explicar al primer mandatario las características del equipo. Ahí se encuentran desde locomotoras de vapor tan legendarias como la Niágara, hasta las diésel eléctricas azules, que actualmente utilizan los servicios “estrella” de carga y pasaje de los ferrocarriles. Existen también furgones, góndolas y plataformas, similares a las que utilizan el sistema ferroviario para movilizar la carga nacional y extranjera.
Es esta parte del Museo se presenta una armónica mezcla de lo que fueron y lo que son nuestros ferrocarriles. Luego de la visita inaugural del presidente Miguel de la Madrid, los cientos de asistentes se volcaron materialmente para conocer el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos y ver de cerca las máquinas de vapor que movían los trenes a principios de siglo.
Todo el acto fue un justo reconocimiento a los ferrocarrileros de ayer y de hoy, quienes con su esfuerzo y patrimonio han logrado que el progreso nacional avance sobre los “Caminos de Hierro”. Y, como el ferrocarril es historia, qué mejor que reunir esa historia en un sólo lugar: el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos. Y qué mejor que la historia ferroviaria se integre para permanecer en una ciudad también con historia: Puebla de Zaragoza.
Por eso, los ferrocarrileros nos sentimos doblemente emocionados, porque nuestras raíces como hombres de riel y nuestras raíces como mexicanos se enlazaron al establecer en la ciudad de Puebla el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos. ¡Nuestro Museo!
[1] Texto tomado de Revista Ferronales, t. lxxiii, núm. 5-6, mayo-junio de 1988.