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ene-mar 2018índice
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
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Resumen
Entrevista realizada por Alfredo Nieves Medina, jefe de Departamento de Planoteca, el 26 de septiembre de 2016, al migrante hondureno Anthony López.
Palabras claves: migrante, ferrocarril, honduras, albergue La Sagrada Familia, México.
Alfredo Nieves: Nos encontramos en el albergue de La Sagrada Familia en la ciudad de Apizaco, me llamo Alfredo Nieves Medina, y estamos con un migrante centroamericano. Buenas tardes, nos puedes dar tu nombre, por favor.
Anthony López: Mi nombre es Anthony López, tengo 32 años y soy hondureño de nacionalidad.
AN: Anthony o Antón.
AL: Anthony.
AN: ¿Con Y?
AL: Sí, con Y.
AN: Perdón, ¿qué tiempo tienes viajando Anthony?
AL: Ahorita por la actualidad tengo tres meses, viajando, ya son tres veces que intento llegar a los Estados Unidos y aquí estamos, esta es mi tercera vez, como te digo.
AN: ¿Tercera vez que haces este viaje?
AL: Este viaje ahorita por la actualidad, porque yo anteriormente había estado en los Estados Unidos y fui deportado de los Estados Unidos.
AN: ¿Qué tiempo estuviste esa vez trabajando?
AL: En los Estados Unidos estuve 16 años, y pues sí, a los 16 años me tiraron para Honduras, y en junio 20 y me vine el 23 del mismo mes, y como te digo ya son tres meses que ando aquí, como te digo he sufrido mucho, porque el camino está difícil, ¿verdad? El camino no está fácil, lo secuestran, lo golpean, lo roban, muchas cosas que están pasando en el tren. Nosotros venimos a tratar de luchar para llegar a los Estados Unidos para sacar adelante a nuestras familias, porque como han escuchado, ¿verdad?, en Honduras la delincuencia, todo eso, las pandillas y todo eso. Está muy difícil, ¿verdad? Tratamos de salir para sacar adelante a nuestras familias, como te digo y aquí andamos echándole ganas, pues.
AN: Anthony, vamos a platicar especialmente de dos casos, de tu primer viaje y tu último viaje que es este: ¿cómo ha sido?, ¿cómo lo has sentido?
AL: No, pues lo he sentido bien difícil, porque como te digo, entrando, luego, luego, entrando aquí al país de México somos expuestos a muchas cosas como a la violencia, que lo roban, como te digo los secuestran, los mismos policías que andan cuidando el tren, los golpean, los disparan, nos quitan las cosas que traemos y pues es un poco difícil pues, un poco difícil porque nosotros aquí no somos nada, somos de otro país. Nos tratan como animales.
AN: ¿Cómo fue tu primer viaje, qué recuerdas?
AL: El primer viaje no fue, muy que te diga largo, no recorrí mucho en el primer viaje, recorrí nada más hasta Coatzacoalcos, Veracruz. Y pues como venía en autobús, en ese entonces viajé en el ADO y pues no fue muy difícil, ¿verdad? Pero ya los otros dos, que este es mi tercero, el segundo que pasé, que fue el mes pasado, pues sí fue un poco difícil porque me salieron los mentados Zetas, me salieron los de la Mara, que me salieron muchas cosas ahí, de delincuentes pues, que lo único que quieren, que uno les de dinero, que si no les da dinero uno, no lo dejan pasar, no lo dejan subirse al tren, que son cuotas que supuestamente uno tiene que pagar.
AN: A ver Anthony: ¿tu primer viaje fue en el que llegaste a los Estados Unidos?
AL: En el primer viaje sí, eso fue en 1997.
AN: Hablas de que llegaste hasta Coatzacoalcos, y de ahí, ¿cómo viajaste después?
AL: ¿Usted dice en el primero en que llegué a Estados Unidos? En el primero yo llegué directamente, me estuve en Chiapas, en Comitán de Domínguez, Chiapas, estuve tres meses y después de que salí de Comitán me fui directamente hasta Nuevo Laredo, Tamaulipas.
AN: ¿Ahí cómo te fuiste?
AL: De ahí agarré un pollero, que se llama un coyote, como dicen que uno que le paga.
AN: ¿Y cómo te llevó ahí? ¿En camión?
AL: No, me llevó en carro y caminé como los lugares donde está la Migración de Estados Unidos, lo rodea uno por el monte, y ahí está otro carro esperándolo.
AN: Oye, ¿y en cuánto te salió ese viaje?
AL: Ese viaje me salió en 2 mil 500 en ese entonces.
AN: ¿Dólares?
AL: Dólares, sí.
AN: El segundo viaje, ¿hasta dónde llegaste?
AL: El segundo viaje llegué hasta Coatzacoalcos, Veracruz.
AN: ¿Ahí, qué te pasó?
AL: Ahí, pues me agarró Migración y me mandaron de vuelta para Honduras.
AN: ¿Te deportaron?
AL: Sí, me deportaron para Honduras.
AN: De tu primer viaje nos comentas, a ver si estamos bien, que estuviste 16 años trabajando en Estados Unidos.
AL: Sí, estuve no directamente trabajando, porque cometí un error que yo sé lo admito que cometí un error, y pues en Estados Unidos los errores salen caros y entonces tuve que pagar por el delito que cometí, y de ahí después de que terminé con el delito me deportaron para Honduras.
AN: ¿Allá de qué trabajabas?
AL: Trabajaba pintura, pintando casas.
AN: Pintando casas.
AL: Painting house, allá.
AN: Nos comentas que tienes treinta y…
AL: Dos años.
AN: Treinta y dos años, ¿dejaste familia allá en Honduras?
AL: Dejé todo en aquel entonces, sí dejé toda mi familia, ahora casualmente en el momento, la mayoría de mi familia está acá para el otro lado, en la Unión Americana.
AN: En los Estados Unidos, ¿tienes pareja?
AL: Ahorita en la actualidad, estoy con la muchacha que estamos, no estamos casados, pero estamos juntos, sí, casualmente.
AN: ¿Ella dónde está?
AL: Ella se encuentra ahorita actualmente en Los Ángeles, California.
AN: ¿También es hondureña o …?
AL: Es hondureña, donde yo soy.
AN: ¿Y también está en la misma situación que tú?
AL: Ahorita ella, como te podría decir, ella ya es ciudadana americana, tenemos una familia, tenemos tres hijas, que también las muchachas ya son ciudadanas americanas, están estudiando, gracias a Dios, y pues el único que anda ahorita perdido, pues soy yo.
AN: Esto de la deportación, ¿cuántos meses tiene?
AL: De la deportación, me deportaron el 20 de junio de 2016.
AN: ¿Y ahorita vas de regreso?
AL: Sí.
AN: ¿Te deportaron hasta tu país?
AL: Sí, hasta mi país directamente en avión, me deportaron a La Lima Cortés y llegué a donde mi papá, porque todavía tengo mi papá que, gracias a Dios, ésta vivo. Estuve tres días allá y como en el 2002 mataron a mi hermano, entonces pues ahorita que yo llegué pa’ allá, pues yo no tendría enemigos, diría yo no tengo enemigos, nunca he hecho nada en mi país, nunca hice ni un delito, pero los que mataron a mi hermano casualmente…
AN: ¿Allá en Honduras?
AL: En Honduras en 2002, mi hermano, estábamos todos acá en los Estados Unidos, mi hermano llegó para, vino a pasear de vacaciones a Honduras en el 2002, el 17 de diciembre y nomás estuvo 12 días porque el 29 de diciembre lo mataron, que casualmente fueron mí misma familia, primos hermanos. Entonces ahorita que yo llego para Honduras que me deportan, ellos también, supuestamente se escuchan los rumores que me quieren matar a mí, entonces obligatoriamente yo no puedo estar mucho en Honduras, sino que nada más estuve tres días y tuve que migrar de vuelta como inmigrante sobre los Estados Unidos.
AN: Anthony, ¿y podemos saber los motivos?, ¿el por qué de esos conflictos ahí con tu…?
AL: ¿Con mi familia? Lo diré, te va, te puedo decir que fue por una mujer, supuestamente mi hermano se metió con la mujer de un primo hermano y entonces el primo hermano se sintió como burlado, se sintió celoso y pues directamente no lo mató él, pero él pagó para que lo mataran, ¿verdad? Que es lo mismo a que fue él y entonces, ¿cómo te puedo decir? Pues ahí está como el problema, como supuestamente que dicen que vamos a hacer venganza, y como yo anduve un tiempo, como yo digo y no me siento como enaltecido, sino que le doy gracias a Dios de lo malo que yo andaba haciendo, ahora pues yo ando tranquilo, no ando portándome mal, sino que tratando de reunirme de vuelta con mi familia, para poder estar junto con ellos y entonces ellos supuestamente me tienen un poco de miedo, precaución a mí, porque dicen que yo soy malo, pero para nada.
AN: Oye Anthony, hablando de que, probablemente, para asesinar a tu hermano hubo alguien a quien le pagaron, ¿cómo cuánto vale una vida allá en Honduras?
AL: Pues, para decirte cuánto exactamente le pagaron no te podría decir, pero se escuchan rumores que pagaron como unas 10 mil lempiras, 10 mil lempiras valorado en dólares, son como, estamos hablando de unos 400 dólares.
AN: ¿Tan poco vale una vida en Honduras?
AL: Tan poco, porque la vida en Honduras ahorita está bien difícil. Tenemos un presidente que nada más está mirando por él, está dejando al país en crisis, está dejando al país con hambre, por eso no sé si te das cuenta en este momento, en la actualidad la mayoría de gente que está viajando, que está transitando para los Estados Unidos, todos son hondureños, la mayoría, 99% son hondureños. El país está en una crisis económica que, pues está pa’ abajo y pa’ abajo y para muchos ya no hay otra solución, como dice la canción de abandonar tu patria, a lo mejor para siempre o buscar la suerte, o buscar refugio en México, en otros países, pues.
AN: La primera vez Anthony, ¿cuántos años tenías cuando emprendiste el viaje?
AL: 16 años
AN: ¿Tenías conciencia del por qué salir de Honduras?
AL: Okey, en ese tiempo, yo dejé mi país porque yo me junté con una muchacha en ese tiempo, cuando yo estaba muy joven, ¿verdad? En ese tiempo yo era futbolista, ya estaba en un equipo de reserva, ya estaba para jugar fútbol profesional. Y pues la muchacha con la que yo me junté, yo me enamoré y pues ya sabe cuando uno está joven, este chamaco, se enamora y deja todo por algo que a lo mejor no vale la pena, ¿verdad? Entonces yo estaba estudiando, y como te digo estaba en un equipo de reserva, una reserva como del América, de Toluca o de Cruz Azul, ya para el siguiente año supuestamente ya iba para primera división de futbol profesional y pues me decepcioné mucho que después de que dejé todo por la muchacha, dejé el fútbol, dejé el estudio, la muchacha me salió pagando mal, con mi mejor amigo, fue mi forma para poder salir de mi país.
AN: Una decepción amorosa.
AL: Una decepción amorosa casualmente, sí.
AN: A ver Anthony, ahora platícanos, ¿cómo ha sido este viaje? Este último viaje, en el que vas aquí, platícanos desde que sales de tu casa.
AL: Okey, en este viaje pues yo fui deportado apenas ahorita, me deportaron de Nuevo Laredo, llegué a Omoa, Cortés, que es a donde lo mandan directamente en el autobús los de acá, desde México. Llegué y me fui para la central camionera, que es San Pedro Sula, la más grande ahí cerca de Omoa, y pues nada más le hablé a mi familia, le dije a mi papá que yo no voy a llegar a la casa, ahorita, porque voy a dar la vuelta, de aquí mismo me regreso, le hablé a mi mujer allá para los Estados Unidos, le dije que me mandara un poco de dinero para regresarme y sí me regresé. Llegué a la frontera de Honduras con Guatemala y hasta ahí todo estuvo bien, ¿verdad? Luego entré en Guatemala, entré a la frontera de Guatemala con México y todavía estaba bien, ya la situación se viene poniendo un poco dura cuando ya entramos a la frontera, cuando entramos a tierras mexicanas. Que la delincuencia ahorita aquí, pues para nosotros los inmigrantes que viajamos en el tren, entrando, luego entrando, entrando en donde está la vía del ferrocarril, de lo que es el tren pues, ya las cosas se van poniendo más duras, se van poniendo más difíciles, porque ya ahí empiezan los ladrones como te digo, ahí empiezan a echarnos miedo y a decirnos que si no les pagamos dinero ya no nos podemos montar al tren, porque ellos son los encargados, son los que corren al tren, pues si no pagamos para nada podemos entrar a ese tren, y que si lo hacemos en la forma sin pagar estamos arriesgando a que nos maten o que nos secuestren.
AN: ¿Por dónde entraste a México?
AL: Yo entré por, por la frontera que entré, entré por una frontera que se llama La Técnica, pasamos un río, pagamos 15 quetzales de Guatemala, y ya entramos a México, que la frontera se llama Corozal.
AN: ¿Por Tenosique?
AL: No, esa es Ceiba, La Ceiba, ahí están juntos pegados, pero, es más, primero está La Técnica, para más abajo está La Ceiba que le dicen y luego Tenosique. Y de ahí de La Técnica ya llegando a Corozal agarra una combi, en esa combi está prohibido que viajen los inmigrantes, entonces para poder viajar uno, para poder llegar a donde está la vía del ferrocarril, que es Palenque, México, el pasaje normal son 50 pesos mexicanos, pero como nosotros no podemos viajar y para poder viajar tenemos que pagar 500 pesos.
AN: Órale, ¿eso es lo que les cobra el chofer?
AL: El chofer sí, porque todos dicen que tienen que pagar a no sé a quién, pura mafia, ¿me entiende? Pura mafia, para la feria, para sacarnos la feria. De ahí ya llegamos a Palenque, de Palenque estuve como unas cinco horas, agarré el tren en la nochecita como a las 11 de la noche, llegué a un lugar que se llama, se llama, que nosotros le decimos La Aceitera, que ahí nos hacen un retén por la Migración y nos corren, nos apedrean. Nos tiran piedras porque casualmente uno no se para, porque uno pues quiere llegar al sueño americano, que es el sueño que uno va, con el destino que uno va, ¿verdad? Y entonces, como ellos ven que uno no se para, uno se tira del tren y no se para, entonces ellos obligatoriamente no traen armas, nos agarran a pedradas.
AN: ¿Quién los apedrea?
AL: Los de Migración, los agentes de Migración y ahí pues corrí, corrí, corrí y salí adelante, ya cuando el tren volvió a arrancar pues me volví a montar y llegué a un lugar que se llama Chontalpa, Tabasco. Ahí en Chontalpa, pues no corrí con la misma suerte de que no me había pasado nada, corrí con Migración y todo eso, pero ya uno viene consciente, ¿verdad? de que eso puede pasar y llegué a Chontalpa, llegando a Chontalpa, llegué como a eso de las 3 o 4 de la mañana y como a las 7 o 8 de la mañana salí, salí a la ciudad y quise recorrer como para buscar un, buscando acá adelante, ¿verdad? Para venir agarrar el tren más adelante, porque en Chontalpa hay un lugar que le llaman La Limonera, que también ponen un retén de Migración y entonces uno trata de rodear caminando, son como, estamos hablando de unos 25 o 30 kilómetros caminando, y en esa trayectoria que yo quise caminarlo luego, luego saliendo de Chontalpa, había caminado como un kilómetro cuando unas personas me salieron humildemente tranquilas como de, tranquilos, ¿verdad? Como que “Hola, ¿cómo está?, Buenos días, que nosotros somos chidos, nosotros no nos metemos con nadie, somos de aquí de los pueblitos, aquí nadie se va a pasar de lanza, nadie se pasa de verga”, como ellos hablan, ¿verdad? Entonces todo chido, pues yo agarré confianza un poquito y cuando menos, ya menos me acuerdo, ya me estaban quitando mi teléfono, me estaban quitando mi dinero y pues todo eso. Lo bueno fue que no me pusieron, no me golpearon ni nada de eso.
AN: Pero te quitaron eso.
AL: Sí, me quitaron mi teléfono, me quitaron el dinero y pues ya no quise seguir yo adelante caminando, sino que yo me regresé atrás, para Chontalpa. Y en Chontalpa, ahí, me estuve tres días, porque no pasaba el tren, porque supuestamente había pasado algo de Chontalpa buscando como para Veracruz, había habido un descarrilamiento de tren y entonces los trenes no estaban corriendo, entonces ahí estuvimos tres días. Mirando las, ¿cómo te puedo decir, las…? La situación es difícil, porque ya no traíamos dinero, yo ya no tenía dinero en ese momento y pues en ese momento, llegaron, muchos llegaron que querían gente pa’ trabajar, pero al final yo me doy cuenta de que se los llevaban a trabajar, pero no les están pagando. Entonces yo dije, pues no voy a trabajar sin que me paguen, entonces mejor me quedé ahí, de una u otra forma pues tomando agua, la gente, hay gente que, hay angelitos de Dios que siempre, no toda la gente es mala, ¿verdad? y ahí pues, una que otra gente nos regalaron un poquillo de comida para poder seguir adelante, pues, y ahí estuvimos tres días y en estos tres días nos echaron a la Migración, ahí llegaron, nos corretearon, nos apedrearon, fueron como cuatro carreras, que nos sacaron ahí en Chontalpa, la Migración. Y ahí paso el tren y nos subimos al tren y como te digo, en el retén que te digo está en La Limonera, nos volvieron a corretear, y ahí nos corretearon, nadamos por pantanos y todo eso, para nosotros eso pues no es mucho, porque queremos llegar al sueño americano, que es el destino de nosotros para llegar allá arriba. Entonces todos sucios, todos sin ropa, sin comida, sin nada, es más toda mi ropa, mi mochila que traía se quedó ahí tirada, incluso mi ropa, mi desodorante, todo lo que es para mí limpieza, todo se quedó ahí. Llegué a Veracruz, cuando llegué a Veracruz ahí también nos echaron otra carrerita, ¿verdad?
AN: ¿A qué parte de Veracruz?
AL: A Coatzacoalcos, Veracruz, que ahí el tren estuvo parado ahí en Las Choapas, pero ahí todo estuvo bien, llegamos a Coatzacoalcos y empezamos a caminar otro poquillo y pues ahí estuvo un poco difícil, pero no imposible, gracias a Dios. Ahí nada más nos echaron una carrerita, pero no nos pasó nada, gracias a Dios, que yo confío en Dios y todo estuvo bien. Ya de ahí en Coatzacoalcos estuvimos como unas cinco horas y llegó una muchacha que nos regaló comida, nos regalaron un poco de agua para tomar y de ahí agarramos el tren que venía de Coatzacoalcos, en tren que venía para Tierra Blanca, llegamos a Tierra Blanca, sin problemas y todo estuvo bien. Nada más, los muchachos, la seguridad que anda arriba, como siempre se suben, y qué: móchense para los refrescos, y si no los vamos a apear y todo eso, ¿me entiende?, y pues yo ya no traía feria, ¿de dónde les daba? Y yo pues le dije: “No pues carnal, la neta yo no traigo feria, mira, yo ahorita vengo a la Zumba marumba, como decimos allá en Honduras, ¿verdad? Sí trajera, la verdad, yo te invitaría para el refresco para estar, llegar a alegar y como me vayas a dejar aquí a medio camino y que quede en un lugar peligroso sin saber dónde estoy, ¿verdad?” y entonces él me dijo: “No, pues está bien, está chido, me dijo, síguele adelante”. Llegamos a Tierra Blanca, ahí en Tierra Blanca, como pudimos pedimos un poco comida, y ahí pues nos brindaron un poco la atención de comida, comimos y ahí de que comimos pues agarramos el tren que venía supuestamente para Orizaba, saliendo de Tierra Blanca corrimos como 10 kilómetros y ahí de vuelta estuvo Migración, que nos corretearon a todos, ahí la verdad fue el lugar dónde Migración se portó más mal, porque ahí si nos tiraron piedras como animales. Ahí Migración nos tiró piedras, a mí me tiraron muchas, pero me tuve que cubrir para que no me pegaran, porque si me pegaban, me pegan con una piedrota que nos están tirando, pues a lo mejor hasta me matan y entonces gracias a Dios no me pegaron. Fueron pocos los que nos volvimos a subir al tren de todos los que veníamos, ¿cuántos te voy a decir? Llegamos como unos ocho, unos diez a Orizaba.
AN: ¿Y de cuántos más o menos?
AL: De todos los que veníamos éramos como unos setenta.
AN: ¿De Tierra Blanca?
AL: De Tierra Blanca con destino a Orizaba salimos como setenta o unos ochenta pegándole a unos cien y ya llegamos a Orizaba, llegamos como unos ocho o unos diez.
AN: ¿Y qué pasó ahí? ¿Por qué se bajó la gente?
AL: Por la Migración. Porque Migración nos hecho carrera, te digo y nos agarraron a pedradas, ahí agarraron unos cuantos, retuvieron unos cuantos, que incluso ya me di cuenta qué están en Honduras unos cuantos, unos que venían conmigo, que nos habíamos juntado ahí en el camino, pues, porque yo salí solo de Honduras.
AN: ¿Tú viajas solo?
AL: Yo viaje solo. Hasta aquí en el camino me encontré gente que, ¿cómo te podría decir? No conocen el camino y como yo he andado tres meses en el tren ahorita, pues ya conozco y yo les digo: “Pues sí ustedes quieren, yo les dije así claramente, sí ustedes quieren, yo no soy coyote, yo no soy nadie, no les voy a cobrar, yo sé nada, nos vamos juntos, echándonos la mano unos a otros y pues a ver si llegamos, a ver si Dios decide que tengamos suerte y recorremos con suerte y lleguemos al destino para donde vamos” y de todos los que nos juntamos ahí pues andamos aquí, ahorita quedamos como unos, quedamos como cinco de diez. A los otros los agarraron, los deportaron y así. Y pues hasta ahorita, en el momento, ¿cómo te podría decir?, hasta el momento aquí, pues llegamos aquí a la casa. Yo ya llevo dos días aquí porque en Tierra Blanca de todos los que venían conmigo, nomás yo fui el único que llegué hasta aquí, y aquí yo le pedí a la muchacha encargada aquí que me dieran otro día, porque son 24 horas nada más las que le dan a uno aquí, y entonces yo le dije: “Por favor, si me puede dar otro día para quedarme porque allá atrás se quedó una gente que venía conmigo, incluso está una muchacha que viene conmigo, que ella es mi hermana de crianza”, que nos encontramos, yo tenía tiempo de no mirarla a ella. Entonces, aquí en el camino yo hablé para Honduras y me dijeron: “Daniela anda para allá”, yo no sabía que ella andaba en estos caminos y nos encontramos aquí en Chontalpa, ahí la encontré y de ahí para acá pues hemos andando juntos, se me volvió a quedar en Tierra Blanca. Pero ya aquí yo me quedé esperándola, porque yo escuché con los demás que venían y me dijeron: “Por ahí viene, no la agarraron, ahí viene”. Y ahí está la muchacha, que es mi hermanita.
AN: ¿La que estaba ahí?
AL: La que estaba ahí sentada.
AN: Sí, la que se llevaron ahorita para allá.
AL: Sí, ella es.
AN: Y es raro que vengan mujeres.
AL: Sí, es raro, pero pues como yo le dije, pues, en vez de que te vayas sola, que mejor yo conozco el camino, mejor vámonos. Y te digo, no es hermana mía de sangre, pero es hermana de crianza
AN: y de aquí, ¿para dónde?
AL: De aquí el pensamiento es llegar a Lechería, eso es casi el D.F., ¿verdad? Y de ahí de Lechería, pues hay un lugar que se llama Huehuetoca, de Huehuetoca agarramos el tren supuestamente pa’ Celaya y de Celaya pues ya sabemos que ahí está Migración esperándonos, ¿no? así que tenemos que pegar otra corridita y ya ahí de Celaya, sí la logramos salir a salvo o salir bien, ¿verdad? Primeramente, Dios que todo sea así, ¿verdad? Pues para San Luis Potosí, ya de San Luis Potosí ahí entramos de vuelta a la casa del Migrante, la que está ahí a la orilla del tren, a la orilla de la línea, y ahí ya pues con rumbo a Monterrey. Ahí en Monterrey pues hacer una pausa y después de la pausa, pues, descansar un poco, pues porque llega cansado después de todo este camino, uno. Ahí tiene que uno, de ley, de ley uno tiene que agarrar tu coyote y que tu coyote ya te tenga conectado para la frontera, que si no puede entrar uno. Si entras vas arriesgando a los cárteles, vas arriesgando a la mafia, pues, ellos supuestamente cobran una cuota que dice la cuota para poder cruzar el río, que cobran 600, otros cobran 500, otros mil y algo y…
AN: ¿Dólares?
AL: Dólares, sí. Y pues así es.
AN: ¿Por qué parte piensas entrar de México?
AL: Ahorita por estas dos veces traté de cruzar por Nuevo Laredo y me agarraron en Nuevo Laredo, ahorita el pensamiento mío es cruzar Piedras Negras o Reynosa. Ese es mi tiro ahorita. Primeramente y Dios, y ojalá llegue y pues pueda reunirme con mi familia, con mi esposa, con mis hijas.
AN: Tu esposa está en Los Ángeles, en la zona de Los Ángeles. Y de ahí si pasas, ¿cómo le piensas hacer?
AL: Pues ahí estar con mi familia, juntarme con mi familia y pues echarle ganas, pues ella en la actualidad ahorita tiene su negocio, gracias a Dios tiene su negocio y de ahí puede sacar adelante a las niñas, porque las dos más grandes ya están en la universidad y pues se le hace un poco duro, ¿verdad? Que todos los días cuando yo hablo ella casi hasta llora, que por favor ya échale ganas y que échale ganas, y que ya te necesito porque se me hace un poco difícil, la renta, los bisnes, las niñas, la ropa y todo eso, ¿verdad? Entonces, pues ese es mi dolor de cabeza, de llegar allá pues.
AN: ¿Qué tiempo tiene que no los ves?
AL: Ahorita ya tenemos así, sin mirarnos, tengo como dos años, porque la última vez que los miré fueron dos años, porque yo estuve preso, te digo que cometí un error y estuve preso, entonces a mi trasladaron de California, me trasladaron a Atlanta, Georgia. Y entonces ya a ella se le hacía más difícil verme, porque tenía que pagar el boleto para viajar en avión y estaba caro, como te digo, y ella se le está haciendo todo el cargo de las niñas, ¿verdad? Entonces, pues yo le decía: “Mira mami, para que no gastes mucho dinero mejor hablamos y hablando pues ya sabes que estoy bien” y hace dos años fue la última vez que nos miramos.
AN: Oye Anthony, ¿con quiénes te has encontrado en estos caminos? De gente por decirlo así, malosos.
AL: Malosos, malosos en este momento los he visto, pero tener conversación con ellos en este momento, no.
AN: ¿Todavía no te han hecho algo?
AL: Todavía, supuestamente los que te digo me robaron en Chontalpa, supuestamente son de los Zetas, pero que yo te diga casualmente o seguro yo no lo sé, pero fue lo que me dijeron, que eran los Zetas.
AN: ¿Así se presentaron, que eran de los Zetas?
AL: No, no se presentaron como Zetas ni nada, te digo se presentaron como gente buena, como gente humilde, pero la gente después, la gente de ahí cuando yo les conté lo que me había ocurrido, me dijeron que los muchachos que estaban ahí son de los mentados Zetas.
AN: Oye, nos platicaban aquí que hubo algunos baleados, ¿qué sabes de ello?
AL: Oh, pues fíjate que de los baleados yo he escuchado un poco, pero no sé mucho su historia, porque ellos están callados, yo les hablo: “Hola, ¿cómo están?” Pero sí me dijeron que los habían agarrado a tiros con una escopeta, incluso mencionaron, me enseñaron todos los tiros que traen, todas las balas que ahí las traen todavía y se les nota, ¿verdad? Entonces ahí están ellos aquí, en este momento, espero que ellos te den también una entrevista para que puedas tú platicar con ellos y ellos mejor que nada te den la entrevista, ellos, ¿me entiendes? Porque yo pues, no sé muy bien su caso, no sé muy bien cómo estuvo, cómo pasó o quiénes fueron, o en qué lugar fue, nada de eso. Pero en el segundo viaje que yo tuve, sí tuve un encuentro con los de la Mara, la Mara Salvatrucha que incluso, ¿cómo te podría decir? En aquellos tiempos, cuando yo andaba un poquillo en la calle y todo eso, pues eran mis amigos, te lo voy a decir, eran mis amigos y pues los conocía, y todo estaba bien en estos momentos, ellos querían que yo me reportara con ellos, que siguiera con ellos y yo les dije que no. Yo les dije que no, pues porque ya sufrí mucho, ¿me entiendes? Ya sufrí mucho, dejé mi familia abandonada por andar con ellos, por andar en la calle y entonces yo dije que tenía que cambiar por mi familia. Que yo de los malos, tenía que ser bueno, que incluso, te digo, aquí a muchos de los que vienen que se pegaron a mí, de lo poco que yo traía les venía dando de comer un poco, ¿me entiendes? Porque ellos no traían nada y el corazón, como te digo, ya mi corazón ya se hizo de malo a bueno, ¿me entiendes? Y entonces yo le doy gracias a Dios porque yo no fui, sino yo sé que él fue. Y entonces en los momentos en mi segundo viaje, te digo, estuve en Monterrey, ahí estuve para, pasé por Saltillo, pasé por San Luis y ahí sí se me presentaron la oportunidad de trabajar con ellos, los de las letras, que les llaman, la Zeta. Me ofrecieron, me enseñaron todo y me dijeron lo que hacían y todo, y después, en el momento que me dijeron del dinero que se ganaba, el dinero que se iba a hacer, en el primer atraque que se iba a hacer, ¿verdad? Que era un secuestro, yo les dije…
AN: ¿De migrantes?
AL: No, ese era un secuestro, no era un secuestro de migrantes, sino que era un secuestro de gente de dinero, de gente de dinero. Me dijeron vamos para tal lugar y pues llegamos: “Vamos a tardar unos cuantos minutos, unas cuantas horas y ya venimos cada quien con 250 mil dólares”, me la pintaron muy bonita y como te digo mi historial, pues anteriormente, eso es lo que yo hacía, ¿verdad? Y pues yo dije: No, pues ¡Guau! Como que yo dije en el momento, yo dije: no puedo hacer esto porque yo ya hice un pacto y no puedo quebrar ese pacto, porque si yo quiebro ese pacto no voy a poder estar con mi familia. Entonces ya no quise, yo los rechacé y me fui, busqué para otro lugar, pero si los miré a ellos y me enseñaron todo su armamento, todo lo que usaban, me enseñaron todo.
AN: ¿Qué tan difícil es viajar en tren?
AL: Lo más difícil es, ¿cómo te podría decir? Lo más difícil es subirse, porque no va muy lento, después la comida, de ahí la seguridad que va arriba del tren, porque siempre lleva seguridad y ellos siempre, siempre se portan mal con nosotros. Ellos, los que últimamente, realmente ahorita en este momento, en la actualidad, yo diría que ellos son los que andan portándose más mal con uno. Ellos son.
AN: ¿Los de seguridad?
AL: Que nosotros les llamamos garroteros, ellos son los que nos andan robando y nos andan haciendo todo lo que ellos quieran. La gente, la demás gente piensa que son los de los cárteles, pero los de los cárteles ahorita yo digo que no son ellos o al contrario o al revés, yo diría que sí ellos son los del cártel son que se andan disfrazando con el uniforme con todos los radios y todo lo que traen, ¿verdad? Porque yo lo que escuché que unos cuantos me han dicho, los señores ya de edad, ¿verdad? que trabajan de seguridad y me dicen: “No les creas a esos cabrones, me dicen, esos no son de los que trabajan aquí en la seguridad, esos son pinches mañosos, son de esos pinches Zetas culeros, que andan, así me lo dijeron, y se andan haciendo pasar por los que andan cuidando el tren, pero ellos no son”. Fue lo que me dijeron, pero yo te digo: seguro, seguro yo no estoy. Pero ellos son los que yo sí sé que ellos son los que andan portándose mal con uno y haciéndolo como ellos quieren con uno, ¿me entiendes? Pero hasta el momento, gracias a Dios, lo único que yo doy gracias a Dios, voy bien de salud, no me han querido, ¿cómo te podría decir?, golpear ni nada de eso, gracias a Dios, las cosas materiales pues se vuelven a recuperar, pero ya la vida de uno, la salud de uno, pues ya es difícil, ¿verdad?
AN: ¿Tu viaje hasta acá lo has hecho en tren o…?
AL: Hasta Palenque, Chiapas, lo hice en autobús y la combi que le llaman, ya de Palenque, Chiapas, hasta Apizaco, Tlaxcala, sçi lo he hecho en el tren.
AN: Bueno, Anthony, finalmente una pregunta un poco confidencial: ¿qué significa Dios para ustedes? En tu caso, para ti.
AL: Para mí Dios significa el todo, el Todo Poderoso, el que lo hizo el mundo, el que nos hizo a todos, el que es Rey de Reyes y Señor de Señores, sin Él no podemos andar, sin Él no podemos vivir, sin Él no podemos respirar, para mí Él es el que murió y resucitó para que nosotros tuviéramos una segunda oportunidad y tuviéramos el perdón del pecado, para mí.
AN: Bueno, muchísimas gracias Anthony. ¿Algo que nos quieras decir, algo que se te quedó?
AL: Pues, ¿cómo te podría decir? Para mí, ¿verdad? Así como esta entrevista, yo quisiera que pues, si ustedes tienen la suficiente como opción, de poder llevarla a la ciudad, al pueblo, al país mexicano, que es donde estamos en este momento, para que el gobierno, para que la policía, para que la militar, todo lo que es ellos, puedan accionar y poner un alto a la delincuencia, nosotros no venimos haciendo daño a nadie, nosotros al contrario, venimos con un sueño, con unas ganas de poder llegar y de poder trabajar, de poder seguir adelante, poder ayudar a nuestra familia y esa sería mi última, bueno, lo que yo te pediría que todo esto que están haciendo ustedes lo tiraran a que se mirara, que se supiera, para que el gobierno, que el gobierno que tiene el control de la militar, de la marina, de la municipal, pues ellos pueden hacer algo y pudieran limpiar todo esto, para uno pudiera viajar un poco mejor, más seguro, ¿verdad? Seguro sin Dios no podemos estar seguros, pues que ellos también pudieran hacer algo para que nosotros pudiéramos estar mejor.
AN: Así es, pues vamos a tratar de hacer algo para eso, Anthony, agradecemos mucho tu entrevista.
Al: Gracias, gracias.
Transcripción realizada por Areli Pérez, de servicio social, en mayo de 2017 y revisada por Alfredo Nieves en febrero de 2018.