Revista Digital

33

may – ago 2018

Larga y fructífera vida al Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero

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may-ago 2018índice

Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.

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Estas líneas son con motivo del trigésimo aniversario del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero (CNPPCF), que comprende al Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM) y al Centro de Documentación e Investigación Ferroviarias (CEDIF).

El Museo de los Ferrocarrileros se inauguró el 1 de mayo del año 2006. Como en ese momento no contábamos ni siquiera con un clavo de vía para exhibir, la inauguración se llevó a cabo con una exposición prestada del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM) y una locomotora, la 601, también facilitada por el mismo museo. Poco a poco hemos ido integrando una colección propia con base en donaciones y compras. Pero la colección del MNFM es inigualable, pues es la herencia histórica de la empresa Ferrocarriles Nacionales de México y no les fue entregada en forma graciosa, sino que fue producto del caminar por talleres, oficinas, patios, estaciones, etcétera, literalmente, rascando abajo de las piedras para seleccionar los objetos que aquellos pioneros del MNFM consideraron tenían los méritos para ser coleccionados, todo ello bajo el llamado PRONARE o Programa Nacional de Rescate del Patrimonio Artístico, Cultural e Histórico de los Ferrocarriles Mexicanos. Así conocí a Lucina Rangel, recorriendo la Casa Redonda de la Terminal del Valle de México, donde yo trabajaba.

Nuestro Museo cuenta con tres salas para exposiciones temporales, correspondientes a lo que fueron la sala de espera y las bodegas de los servicios de express y de menos de carro entero. Asimismo, en la reja perimetral del Museo contamos con veintiún paneles estructurales de aluminio para exhibir exposiciones fotográficas, en un formado de 1.50 X 1.20 metros. Y por último, tenemos en el patio del Museo en exposición permanente tres locomotoras: la NdeT-507 del Ferrocarril Nacional de Tehuantepec; la FCI-67 del Ferrocarril Interoceánico y la locomotora Davenport de vapor sin fuego 013 de Petróleos Mexicanos, así como el cabús FCM-717 del Ferrocarril Mexicano.

A lo largo de estos doce años, la colaboración entre el MNFM y el Museo de los Ferrocarrileros se ha dado en varias vertientes:

1.    Préstamo de objetos de la colección del MNFM al MF para sus exposiciones temporales en salas.

2.    Imágenes facilitadas para las exposiciones fotográficas temporales en rejas, o bien, para ilustrar las cédulas para las exposiciones temporales en salas.

3.    Préstamos en comodato de objetos de la colección del MNFM al MF, con la condición de restaurarlos y conservarlos.

4.    Información facilitada para la formulación de los guiones de las exposiciones temporales en salas.

Los temas de las exposiciones que hemos montado han sido diversos:

2007

Nonoalco, en la mirada y los pinceles de Federico García.

 

2008

Unir-Servir, conmemorando los cien años de la constitución de Ferrocarriles Nacionales de México.

De Nonoalco a Tlatelolco, 1958–1968, la presencia del movimiento ferrocarrilero de 1958 en el movimiento estudiantil de 1968.

2009

A mí mis timbres, la filatelia y los ferrocarriles, homenaje a Francisco Eppens Helguera.

2010

La Villa y sus alrededores.

Juan Rulfo, Nonoalco  .

2011

Cicatrices de un jinete.

2012

Del tinacal a la aduana, el pulque y el ferrocarril.

2015

La catenaria, la electrificación en los ferrocarriles mexicanos.

2016

La tronca, el quehacer del reparador de vía.

 

2017

La Bestia.

La Bestia II.

2018

La Bestia III.

2018

El Express.

En las rejas tuvimos, entre otras, las siguientes exposiciones:

2016

Nacimiento de un Museo.

2017

Y Villa se subió al tren.

El quehacer ferroviario.

2018

Vaaamonoooooos!

Tomemos por caso la exposición La tronca, el quehacer del reparador de vía,  para la cual el MNFM nos prestó un armón, dos árboles de cambio, una barrica de madera para agua, mientras la fototeca del CEDIF nos facilitó una serie de imágenes que nos permitieron ilustrar el objetivo principal de la muestra: lo complejo del trabajo del reparador de vía, pues no cualquiera es capaz de alinear o nivelar una vía, trazar una curva y calcular su peralte, además de que se requieren muchos años de aprendizaje y experiencia. Lo que buscamos con la exposición fue dignificar el trabajo del reparador de vía y acreditar que aquellos que menosprecian esta rama de trabajo son en verdad unos verdaderos ignorantes.

En 2015 tuvimos en exhibición La catenaria, La electrificación en los ferrocarriles mexicanos. Un capítulo estuvo dedicado a la electrificación en las Cumbres de Maltrata del Ferrocarril Mexicano (FCM). La fototeca del CEDIF nos proporcionó unas imágenes de la subestación, ya en desuso, que fue parte de la infraestructura de este importante proyecto, así como de algunas locomotoras eléctricas.

Para nuestra actual exposición, inaugurada el pasado 24 de agosto, titulada El Express, de la colección del MNFM nos facilitaron una báscula de abanico, un morral de agente del Express y un mechero y unas barritas de lacre. Además, casi toda la información sobre los servicios que prestaba el Express y su historial nos fue proporcionada por la biblioteca especializada del CEDIF, mediante varios extraordinarios artículos publicados en la Revista Ferronales.

En cuanto a las exposiciones fotográficas temporales en las rejas del museo, con la actual de nombre ¡Vamonooooss!, sobre los trenes de pasajeros, insistimos en la necesidad de restablecer este servicio, que es el preferido en muchos países del mundo. Para ello, la fototeca del CEDIF nos proporcionó una serie de imágenes relativa al tema en forma integral: el conductor, el garroteo, el agente de publicaciones, las vendedoras de antojitos en el andén, el interior de un coche de segunda y de un coche comedor, la tripulación del servicio de pullman dando la bienvenida a los usuarios.

Antes exhibimos una serie de imágenes que llamamos El quehacer ferroviario, pues cuando una persona común y corriente piensa en un ferrocarrilero, lo primero que imagina es un maquinista de camino con su gorra, con su mano enguantada empuñando la palanca del regulador y sentado en la cabina de mando. En esta exposición, a través de esas extraordinarias imágenes, documentamos el quehacer de otros trabajadores ferrocarrileros, cuya actividad es fundamental en la operación de los trenes.

Finalmente, doy las gracias a todos los que nos han apoyado en esta labor cultural: a Tere, Covadonga, Isabel, Alfredo, Patricio, Bruno, Paz, Toño y todos los demás trabajadores que hacen posible el sueño de apoyar otros proyectos, por acompañarlos e impulsarlos hasta que vuelan por sí mismos. Por todo el apoyo que nos han dado y el entusiasmo que han compartido, les damos las gracias y les deseamos muchos éxitos por venir.

 


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